Sólo mueren las medias tintas, los libros mal hechos y los editores sin ideas

Muchas cosas (buenas) nos ha dado que pensar en Acuarela esta entrevista a Jan Martí, editor de Blackie Books: sobre el libro electrónico, las redes sociales, el libro-objeto, etc.

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Jan Martí es músico y editor. Voz y teclados del grupo independiente Mendetz, antes estudió filosofía en la Universidad de Barcelona. Recientemente, ha lanzado junto con otros dos socios Blackie Books, un sello editorial decidido a navegar las aguas inciertas del mercado editorial armado con una mirada propia.

El mundo editorial vive el presente con mucho miedo. La gran amenaza se llama Internet: e-book, piratería, etc. Pero también aparecen editores jóvenes educados en una relación amistosa con la red como espacio para el intercambio. Paradójicamente, quizá sean ellos los únicos capaces de salvar el libro físico.

¿Cómo ves el presente del libro?

Son momentos de gran incertidumbre en los que se están dando por sentadas algunas ideas bastante dañinas. Por ejemplo, hay libreros que parecen pensar que su tarea en el futuro será vender e-books en las webs de sus librerías. Es decir, presuponen que desaparecerá lo más importante de su trabajo: aconsejar, señalar un libro. Cuando lo mejor que pueden hacer es inventar nuevas maneras de hacer funcionar las librerías potenciando precisamente esa función suya, que es tan respetada. (Sigue leyendo)

Un mundo sucio y desordenado

Reproducimos aquí dos reseñas que dan una idea bastante fiel de Really the Blues, la autobiografía del canalla Mezz Mezzrow. Salieron en los últimos números de Ruta 66 y ROCKDELUX.

RUTA 66 nº 273, julio/agosto 2010

Aunque fue experto en música y clarinetista aceptable -participó en grabaciones de Joe King Oliver, Sidney Bechet y Louis Amstrong, del que llegó a ser su mejor amigo-, tuvo una vida al límite y sus proezas fueron mayores en el exterior de la música que dentro. Personaje clave en las escenas del jazz de Nueva Orleans, Chicago y Nueva York, adicto al opio, contrabandista, traficante de la mejor marihuana y camello preferido de los grandes jazzmen, Milton Mezzrow aprendió a tocar siendo adolescente encerrado en un reformatorio. Cautivado por la cultura negra y el blues, solicitó con éxito ser trasladado al pabellón de negros. Su obsesiva fijación transformó tanto su alma que llegó a creerse uno de ellos, llegando incluso a vivir en Harlem y casarse con una negra. En 1946 publicó esta biografía, una de las mejores dentro de la música. De lectura intensa, vibrante e insólita -una noche se encaró con Al Capone ante el pasmo de sus seis gorilas-, describe sus andanzas dentro del jazz de los años cuarenta, un sórdido submundo poblado por los tipos más peligrosos, salvajes, yonquis y depravados, que dejan a Sid Vicious y al punk de los setenta como una inocente congregación de carmelitas. Historia de drogas, de noches de insomnio, mucho jazz y carretera. Considerado como el libro precursor de la generación beat: cinco años después Jack Kerouac publicó “On the Road” con igual temática y con la que se identificaría toda una generación de nómadas. El jazz, dice Mezz, es música sucia y desordenada para un mundo sucio y desordenado.